¿Cómo ejercitar la paciencia?
Hoy en día vivimos pendiente del reloj, del teléfono, de recoger a los niños en el colegio, etc…un estrés continuo que muchas veces nos pasa factura. Pero ¿Cómo hemos llegado a estos extremos?
La misma sociedad sin darnos cuenta nos ha metido en un ritmo de vida que muchas veces excede nuestras propias capacidades.
Todo hay que hacerlo ahora. La paciencia y cómo tener paciencia lo hemos dejado de lado. Quizás sea el momento de tomarnos unos minutos para entender cómo podemos trabajar esta capacidad y conseguir enfocarnos de una forma más tranquila y amigable todo aquello que nos rodea.
Aprender a tener paciencia
Practicar la paciencia
Como toda habilidad, esta mejora con su práctica y repetición por lo cual la paciencia no iba a ser de otra forma.
- Hacer crucigramas, puzles, etc… (si no solo dejaremos estos pasatiempos para la playa y el verano)
- Leerse ese libro que tiene pendiente.
- Cocinar.
- Intentar salir a pasear dejándonos el móvil en casa.
- Cuidar si no tenemos niños a nuestros sobrinos o los hijos de unos amigos, aparte de agradecérnoslo a nosotros nos vendrá estupendamente.
- Visitar a algún familiar o amigo que tengamos pendiente.
- Cambiar nuestra ruta cuando vayamos a trabajar o coger el transporte público, podremos aprovechar ese tiempo de transporte por ejemplo para leer.
Distraerse
Existen determinadas situaciones en la que la espera no depende de nosotros simplemente de las circunstancias. La espera de un tren, avión, un atasco… aprovechemos esos momentos distrayéndonos y haciendo cosas productivas, leer un libro, escribir correos…
Buscar el origen de la impaciencia
Es bueno plantarse y echar la vista atrás para ver cuáles son las situaciones que nos generan más angustia, llegar tarde por el tráfico, que los niños se acuesten demasiado tarde y no tengamos un rato para nosotros. Cuando sabemos las situaciones y reconocemos las razones que las producen nos encontramos en una mejor posición para controlar esos sentimientos, dejar de preocuparnos por ellos y actuar de una manera diferente para poder cambiarlos.
Por ejemplo en el caso de estar apurado por llegar tarde al trabajo, quizás si salimos unos 10 minutos antes no pillamos el atasco.
Practicar la meditación
La meditación es una herramienta estupenda para abandonar las emociones negativas y fomentar la relajación que es la mejor aliada de la paciencia.
Aparte de mejorar psicológicamente, notaremos una mejora física.
Realización de actividad física
La actividad física tiene un potencial enorme en la mejora de nuestro bienestar.
Aumento de nuestra autoestima, reducción del estrés y la ansiedad.
Sea empático
Ponerse en el lugar del otro nos ayuda a ver desde otro punto de vista cual es el problema que nos está generando el malestar.
Encontrarnos en la cola de una tienda sin darnos cuenta de quien tenemos delante es una persona mayor que apenas puede tener movilidad reducida. De esta forma quizás también demos un paso al frente y echemos una mano a esa persona que necesita ayuda…
Dedicarnos unos minutos a nosotros
Un paseo, leer una novela que nos guste o incluso ver esa serie que tenemos pendiente nos ayuda a aclarar nuestra mente y a abordar los problemas que tengamos de una forma más útil.
Recordar la meta
Cuando nos recordamos porque estamos haciendo una determinada acción nos sirve generalmente para superar la impaciencia que nos puede generar la situación en el momento.
Soportar una situación complicada en el trabajo, quizás es mas llevadera si consideramos la posibilidad de un ascenso a futuro.
Centrarse en los triunfos conseguidos
Recordar victorias por pequeñas que están hayan sido nos ayudan a progresar y darnos cuenta de que si nos lo proponemos podemos cambiar nuestro ritmo de vida.
Por ejemplo la realización de un curso…echar la vista atrás y ver todos los obstáculos que hemos superado nos ayudan a coger impulso para terminar la carrera.
Estos y otros más son algunas de las estrategias que os proponemos para fomentar la paciencia, recordemos que es una habilidad entrenable y cuanto mayor tiempo le dediquemos, más fácil nos será llevarla a la practica en nuestra intensa sociedad.
Psicólogo clínico
Andrea Faulkner