El ser humano, desde que tiene conciencia como tal, ha tenido una serie de sentimientos innatos, y uno de ellos, y quizás sea una de las características principales para su supervivencia, es el miedo.
El miedo se encarga en muchas ocasiones de hacernos conscientes de los peligros externos que nos pueden amenazar, y nuestro organismo los interpreta de la siguiente forma:
Primero los sentidos captan el foco de peligro, pasando a ser interpretado por el cerebro, y de ahí pasa a la acción el sistema límbico.
Este se encarga de regular las emociones de lucha, huida, y ante todo, la conservación del individuo. Adicionalmente, se encarga de la constante revisión de la información dada por los sentidos, incluso cuando dormimos, para poder alertarnos en caso de peligro.
Cuando esto ocurre, se activa la amígdala, que se encarga de desencadenar todo el sistema del miedo, y entonces nuestro cuerpo pasa a sufrir las siguientes reacciones:
• Aumento de la presión arterial
• Aumento de la velocidad en el metabolismo
• Aumento de la glucosa en sangre.
• Detención de las funciones no esenciales.
• Aumento de adrenalina.
• Aumento de la tensión muscular.
• Apertura de ojos y dilatación de pupilas.
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Sin duda alguna el miedo es una emoción encargada de mantenernos con vida. Si te preguntas “como dejar de tener”, debes saber que el miedo nunca desaparecerá totalmente. Como dice la frase: el miedo no se quita, no es una mancha. Es una emoción y, como las demás, debe ser gestionada y regulada.
(Te invito a leer los artículos “Conociendo mis emociones” y “Autorregulación emocional”).
Las dificultades surgen cuando el miedo bloquea la razón, cosa que sucede con mucha frecuencia en nuestras vidas.
Para finalizar, te invito a contestar esta pregunta…
¿Qué harías si no tuvieras miedo?…..La respuesta será lo que debes empezar hacer ya.
“EL MIEDO ES UN LADRÓN QUE NOS ROBA EL PLACER DE VIVIR”. Chamalú
Andrea Faulkner.
Lic. Psicología Clínica.
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